Estaba posada allí,
con su color que no brilla,
y enseguida me gritaron…:
“¡Matala! ¡Es una polilla…!”
Sus alas de mariposa
disfrazan su situación…
¡pero no la ayuda en nada
ese tono gris-marrón…!
¡Que distinto si tuviera
los colores de una rosa…!
Porque la gente no grita :
“¡Matala que es mariposa…!”
¡Ah…, polilla…! Las personas
discriminamos así…;
por el color…, por la forma…,
y por el envase en sí…
Y no alcanzamos a ver
la esencia que vibra igual,
en mariposa, polilla,
humano, planta o cristal…
(¡Y en sectores de la Tierra
esa ceguera es peor…!
¡Nos matamos por codicia…
por dioses…por el honor…!)
Pero “algo” se está gestando
de forma suave y constante…,
que a ese estado de conciencia
dará vuelta como a un guante…
Porque ya nace sintiendo
la nueva generación…
¡que todo lo vivo late
con un mismo corazón…!
¡Y ahora vuela, polillita,
que no he de matarte a ti…!
¡sino también moriría
un pedacito de mí…!