Imagínate sin miedo…¡sin una pizca de miedo…!,
imagínate centrado…, tu emoción equilibrada…,
imagínate sin juicios…: ni correcto…, ni incorrecto…,
sin vanidades ni apegos…: ¡la dualidad superada!

Imagínate soltando lo que ya no te refleja…,
imagínate dejando muy atrás tu yo anterior…,
imagínate avanzando hacia una nueva conciencia,
que te anticipa vislumbres de una Vida Superior…

Imagínate presente…¡completamente presente!,
imagínate en el centro del péndulo y su vaivén…,
imagínate sereno…caminando entre la gente,
relajado…imperturbable…más allá del mal y el bien…

Imagínate viajando muy lejos dentro de ti,
hasta hallar, estremecido, la pura alegría de Ser…
y una…y otra…y otra vez…, retornando siempre allí,
para sentir esa paz que no se puede entender…

Desde esa calma insondable…, desde ese amor que libera…,
desde esa dulce inocencia…, sabrás sin contradicción,
que la dicha nunca nace de las cosas de allí afuera:
que siempre, invariablemente…¡procede del corazón…!