Tal vez, compañero de viaje, estés preso de algún condicionamiento que te lleva a repetir una y otra vez un comportamiento determinado…; y tal vez te estés dando cuenta que ese comportamiento casi automático, robotizado…, ¡no te hace precisamente feliz!
Supongamos, por ejemplo, que tu actitud general hacia las personas, es la de: “…hay que vivir alerta y desconfiado: ¡siempre habrá alguien que quiera fastidiarte!”
Y el comportamiento resultante (vínculos pobres, trato hosco, escasa vida social, desconfianza generalizada), refleja simplemente esa “certeza” inserta profundamente en tu sistema de creencias.
Ahora, -sólo por jugar-, imaginemos que en otro plano, en otra dimensión, tenés un “otro yo” paralelo, que procede de un modo inverso al tuyo.
Sí: él percibe, piensa, siente y actúa -enfrentado a la misma situación-, de un modo completamente diferente al habitual en vos.
Veámoslo en detalle (¡total, es sólo un juego!, estamos simulando, y NO tenés que renunciar ni por un minuto a tu desconfianza real…, a tus justificadas corazas…, a tu comprensible y lógico amurallamiento…)
Aclarado este punto -para que el ego no empiece a sentirse amenazado-, veamos con claridad el proceder de tu “contraparte”: él percibe la situación sin personalizarla, de un modo objetivo: allí sólo encuentra personas…, personas como él…, transitando por los senderos de la vida…, y elige enfocarse en lo positivo y agradable de cada una…
“Espera” ver sus mejores aspectos…, y al “esperarlos”, literalmente “los convoca” a que se manifiesten.
Luego, al verificar tal manifestación, confirma que ellas son -como lo somos todos-, hermosos Ángeles Humanos -que todavía no se enteraron de que lo son-.
Y si ocasionalmente esos Ángeles camuflados le mostrasen alguna faceta oscura y egoica, lo acepta con una serena sonrisa comprensiva…, y los envuelve en la amorosa energía de la compasión.
Él sabe que la oscuridad se desintegra cuando se le proyecta la luz de la aceptación absoluta…, y por ello transita su camino sereno y confiado…, sin corazas de ningún tipo…
¿¡Que película tan distinta a la tuya, verdad?!
¿Pero por qué utilizar esta estrategia del “Yo paralelo”?, tal vez te estés preguntando: porque tu programación sólo te permite imaginar tus posibilidades, en concordancia con las “etiquetas” que te has ido poniendo en el pasado: inepto, tímido, poco inteligente, miedoso, intolerante, incapaz, fracasado, etc. etc.
Y la “vocecita en la cabeza”, se encarga de recordártelo cada vez que pretendés mirar por fuera del “tunel de creencias” que te aprisiona.
Pero ahora estás viendo “otra” película distinta (la de tu “Yo paralelo”), y como sólo es un juego, “la vocecita” te deja jugar tranquilo (sin sospechar que de este modo estás “engatusando al engatusador”).
Te estás viendo entonces reflejado en ese “otro Yo”, idéntico a vos, en iguales circunstancias que las tuyas…, comportándose como a vos te gustaría comportarte… (y sin resistencia subconsciente alguna…¡total, es sólo “ese otro imaginario”!)
Y a medida que lo ves desenvolverse de una forma que antes hubieses considerado “imposible”, empezás a darte cuenta que lo tuyo es SOLO UNA manera de reaccionar ante las circunstancias… ¡y ni siquiera es la mejor!.
Y comprendés que el enfocar las situaciones de un modo tan radicalmente distinto, transforma completamente tus puntos de referencia…, porque en definitiva, esa REALIDAD aparentemente tan sólida, tan inmodificable…, ¡la estabas creando minuto a minuto con tu percepción, con tu punto de vista, con tu “encuadre”!
Y vas descubriendo poco a poco, que las circunstancias no tienen poder alguno sobre vos…, y que en realidad, esa PELÍCULA que mirabas antes… ¡era sólo una proyección de tu conciencia!.
¡Es tu enfoque el que crea tu burbuja de realidad personal! (aquello a lo que no le prestamos atención, ¡literalmente no existe para nosotros!).
Utilizando esta estrategia del “Yo paralelo”, podrás modificar cualquier rasgo que quieras en tu vida, sólo con mirar ¨la película opuesta¨ que tu “otro Yo” protagoniza sobre el particular.
Y con la práctica, llegará un momento en que ya ni siquiera tendrás necesidad de ello: irás modelando tu realidad directamente, sólo con seleccionar el enfoque que prefieras…,
¡y te estarás haciendo, de instante en instante, TU PROPIA PELÍCULA…, única…grandiosa…irrepetible…!