En ocasiones, me cruzo con la ira…,
y ella porfía con tomarme el brazo,
pero le digo: “¡No puedo irme contigo…,
trata de comprender…!: ¡estoy de paso…!”.

Otras veces la duda me visita
intentando enredarme en su fracaso,
y de la misma forma me disculpo:
“Perdóname, pero…¡estoy de paso…!”

Algunos días es la intolerancia
quien trata de envolverme con su abrazo,
pero también me niego a recibirla:
tendrá que dispensarme…¡estoy de paso…!

Y hay circunstancias en que el sufrimiento
es el que trata de llenar mi vaso…,
mas sé de su carácter ilusorio,
y no le doy cabida…¡estoy de paso…!

Incluso cuando arriban los temores
-¡esos que asustan siempre por si acaso,
con su caterva de preocupaciones!-…,
tampoco los atiendo…¡estoy de paso…!

¡No quiero demorarme en pequeñeces…!
¡Cada minuto es un tesoro escaso,
que se va entre los dedos como el viento…!
Y como el viento…¡también yo estoy de paso…!