“¿¡Qué me pongo…!?”, piensa tu alma
mientras contempla el vestuario:
“¿la ropa de bailarina…?,
¿el traje de presidiario…?”.

“¿¡Qué será lo pertinente
ahora que vuelvo otra vez…?!
¿El atuendo de viajante…?
¿La vestimenta de juez…?”.

“He de estudiar con los Guías
con cual rol, en la ocasión,
resolveré lo pendiente
de mi última encarnación.”

“Y establecer los contratos
con la preciosas Esencias
de aquellos con que en la Tierra
intercambiaré experiencias…”

¡Y allí estás tú, camarada,
recorriendo tu camino,
desentendido de planes,
de contratos… y destinos…!

Más cada evento importante
que en la vida te llegó,
tuvo que ver con tu Esencia…,
¡y con el guión que escogió!

Pero puedes, sin embargo
usar tu libre albedrío,
y salirte de ese surco
tomando por un desvío.

Y entonces, buen compañero,
con audacia y decisión,
¡lo das vuelta a tu tablero…
y reformulas tu guión!

Y aquellos aprendizajes
pautados para tu bien,
se potencian, se aceleran,
se multiplican por cien…

(Y tu alma maravillada
se dice con frenesí,
celebrando tu osadía:
“¡mil veces bravo por ti…!”)