-¡Míralo a aquél Ángel de porte impactante!:
va…como subido sobre un pedestal;
¡se ve que se siente grandioso…, importante…,
y muy por encima del bien y del mal!
Más cuando pretende remontarse al Cielo,
¡apenas se eleva a poca distancia!:
¿Sabes tu, mi amigo, por qué no alza el vuelo…?
-“Sus alas le pesan…de tanta arrogancia…”
-¡Míralo a aquél otro de aspecto sencillo!:
¡cuánto amor refleja su dulce mirada!
¡Parece irradiar a su paso un brillo,
que a todos conforta…sin decirles nada…!
¡Y mira a qué altura va en su vuelo santo…,
cuál si no existiera ley de gravedad…!
¿Sabes por qué puede remontarse tanto…?
-“Tiene alas etéreas… de tanta humildad…”.
Al pobre vaso de barro humilde
la copa de oro dijo una vez:
"Menguada pieza de arcilla frágil,
mira y envidia,mi solidez."
En los festines,aquél,repuso,
sólida siempre parecerás;
mas,en el fuego,soberbia hermana,
¿cuál de nosotras,resiste más?
Un aturdido,para probarlos,
dentro de las llamas,los colocó;
el vaso,en ellas endurecióse,
pero la copa se derritió.
Vasos de barro son los humildes
que en las llamas
del infortunio cobran valor;
mas los soberbios puestos en ellas
son copas de oro,
que se derriten con el dolor.
F.J.Sala
Un abrazo
F.J.Sala
¡Hermoso poema…, amiga mía!
(Pero tu ya sabes que tienes de los dos, verdad?:
estás hecha de barro, humilde y fuerte,
pero también del oro que encandila,
cuando tu alma asoma en tu pupila,
y olas de luz sobre las sombras vierte…)
Un gran abrazo…