¿Qué es lo primero que hacemos cada día al despertarnos?:
calzarnos nuestras burbujas de trillados pensamientos,
nuestra historia personal vuelve otra vez a atraparnos,
y nos confina en el diario y habitual comportamiento.
Y vuelta a ser “los de ayer”, con su antigua cantinela,
su gastado repertorio y sus viejas percepciones,
inquilinos de una Matrix que a todos nos encarcela,
como hamsters en la rueda de nuestras programaciones.
Pero…, ¿y qué pasaría si un día de estos cualquiera,
amanecemos “distintos”, aún en el mismo envase,
y lo contemplamos todo de diferente manera,
porque no estamos atados a chips de ninguna clase?
¿Una especie de “borrado” de las antiguas memorias,
un mirar todo de nuevo como por primera vez,
un despertar a la vida sin rollos y sin historias,
y un abrirse a la experiencia con sorprendente avidez?.
Y cada cosa sería flamante, fresca, lozana:
la gota de agua que cae, la risa de una mujer,
el destello de la luna entrando por la ventana,
o el jazmín que no decide si comienza a florecer.
¿Y sabes?: ¡eso es posible…, no es ninguna fantasía!,
es un estado de gracia que surge naturalmente,
cuando te llega ese día, -¡ese fascinante día!-,
en que decides, mi amigo, ponerla “en pausa” a tu mente.
Allí te vas de la Matrix y su esquema prefijado,
y aunque al principio lo logres tan sólo por lapsos breves,
penetras a un territorio que nadie ha cartografiado:
¡no pueden trazarse mapas en la esfera de lo leve!
Te encuentras en un espacio de pura contemplación,
en el que hay únicamente la apreciación del momento,
y sientes en ese instante, -como un don del corazón-,
una placidez inmensa: la de andar… sin pensamientos.
Hola Jorge;síii….lo he experimentado…..cuando no estoy trabajando en tareas donde la mente es una herramienta necesaria….
«Es un estado de gracia» durante el cual,lo que deseas,se concreta muy rápidamente. Lo experimento desde hace años y a medida que vas incorporando más a «DIOS»,se vuelve más constante.Coincido en que es» un proceso natural «.
Un abrazo grande y gracias infinitas por tu maravilloso trabajo.
¡Qué bien que has descrito «cómo opera» ese estado de gracia, Leonor!
¡Y que bueno que ya lo vengas experimentando «desde hace años»!
Muchas gracias por tus elogios para con mi tarea, querida amiga…
Yo también te envío un abrazo grande!