¡Alma noble…! ¡Alma pura…! ¡Alma de amor infinito…!
alma que viniste al mundo a morir de inanición…,
o víctima de una guerra…, una dolencia…, un delito…,
¡sabiendo que tu partida provocaría conmoción…!

¡Alma noble…! ¡Alma pura…! ¡Dejame que te celebre…!
¡Tus planes fueron orlados de divina perfección…!
¡Y para cuántas personas significaste un quiebre,
cuando vieron tu inocente, tu sagrada inmolación…!

¡Alma noble…! ¡Alma pura…! ¡Alma de la muerte injusta…,
que elegiste ese destino con exacta antelación,
sabiendo que tu tragedia traería la impronta justa,
para activar en la Tierra, la bendita compasión…!

¡Quiero honrarte de rodillas…, alma noble…, alma pura…!
¡No fue en vano el sacrificio de tu amorosa dación!
Tú bebiste de la vida su pócima más oscura…
¡para darnos el regalo de abrir nuestro corazón…!