Por detrás del mosaico de tantas existencias,
¡cuánta agua bajo el puente fluyendo sin cesar!:
roles de todo tipo…, incontables vivencias…,
pero una misma Esencia viendo todo pasar…

Imagina que puedes mirar el recorrido
de ese hilo de plata que va uniendo tus vidas…,
y ver de un pantallazo a todos los que has sido…,
con sus guerras ganadas…, y sus guerras perdidas…

Y en el caleidoscopio se persiguen de prisa
tus actos de altruismo…, tus actos de maldad…,
las jornadas de llanto…, las jornadas de risa,
tu apego a la mentira…, tu amor a la verdad…

Y no estableces juicios…, por más que sea espantoso
el carácter de algunos de los hechos que vieres,
porque tanto lo infame como lo portentoso,
te ha llevado, mi amigo, a ser ese que hoy eres…

Y observas vidas bellas, alegres, luminosas…,
y observas otras tristes, de lúgubre calvario…,
y viendo ese contraste de espinas y de rosas,
te dices a ti mismo: “¡todo fue necesario!”

Y al hacer a un costado tu mapa de creencias…,
aquello que te han dicho…, los juicios de valor…,
percibes claramente que tantas existencias
trataban de enseñarte la esencia del Amor…

Y un propósito oculto…, un diseño escondido,
surge allí ante tu vista con total nitidez:
“algo” que no se mide ni en años, ni en latidos…:
¡la huella de tu alma debajo de tus pies!

Y esa huella te muestra de un modo contundente,
un axioma que captas de un modo limpio y puro:
conocer tu pasado… lo explica a tu presente,
y entender tu presente, ¡lo alumbra a tu futuro!

Y el mundo ahora parece bañado de armonía,
como si lo observaras desde una Fuente en calma,
y sientes dentro tuyo, en esta epifanía,
que estás bien con tu vida…, y estás bien con tu alma…

¡Y es que al mirarlo todo con “ojos ascendidos”,
comprendes cada cosa que te sucede aquí…,
y caminas sereno…, y caminas tranquilo…,
tomado de la mano… de lo Divino en ti…!