No somos seres de carne y hueso
que vamos yendo sin ton ni son,
somos esferas de luz girando
con sus mil tonos de vibración.

Desde ese vórtice cristalino
tocas lo multidimensional,
y te transportas o no a otro plano
según tu giro vibracional.

Cada merkaba rota despacio
cuando atendemos sólo “al disfraz”,
pero acelera su remolino
cuando buscamos lo que hay detrás.

Y en ese caso la alta energía
nítidamente se hace sentir,
y al expandirse nuestra conciencia
nos cambia el modo de percibir.

Y entonces hallas pureza en todo
desde esas ondas en expansión,
y desde el alma ves inocencia
en el gendarme y en el ladrón.

Comprendes todas las religiones
pero trasciendes cualquier ritual,
pues ves que nunca lo Alto y Sagrado
fue patrimonio de tal o cual.

Y eres cercano con las personas
en tu armonía y sencillez,
y sobre todo, es lo que irradias
lo que los llena de placidez.

Y vas danzando con la existencia
sin prisa alguna ni frenesí,
más llega un punto en que no bailas:
¡es la energía quien baila en ti!

Por eso, amigo, es que te invito
a que examines en soledad,
si el plan de vida que estás siguiendo
te lleva al brillo de tu Verdad.

De ti depende que en tu experiencia
solo te ocupes de “lo exterior”,
o que comiences a entrar de a poco
en donde mora tu Resplandor.