Si no te animas a grandes sueños…
y vives dando pasos pequeños,
débiles…, mustios…, tristes y quedos…,
pues tu confianza se descascara…,
prueba a decirte con voz bien clara:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

Las telarañas en tu cabeza
son las que causan en ti flaqueza
cuando te toca salir al ruedo…,
¡pero te vuelves grande y valioso,
cuando pronuncias lleno de gozo!:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

¡Son las palabras tan poderosas!:
ellas te elevan sobre las cosas…,
o te atosigan de duda y miedo…
Pero a las sombras las desvaneces,
cuando te dices -una y mil veces-:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

Y esas dos frases, rápidamente,
son las que quitan de cualquier mente,
inhibiciones, dudas, y enredos…
¡Te insuflan fuerza!, ¡te dan confianza!,
cuando te dices con esperanza:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

¡Puedes lograr lo que te propongas…,
si no flaqueas…y no rezongas…,
y si persistes con fe y denuedo…!
no hay imposibles para el que exclama:
“¡soy el que teje mi propia trama!,
¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

¡Has que tus sueños vuelen parejos!:
¿¡no ves que el Cielo se halla tan lejos
como la punta de tus dedos?!
Tú no has venido a volar bajito…
¡Deja que tu alma pegue este grito!:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

¡Y el Universo se te levanta…,
y baila…, y juega…, y ríe… y canta…,
y hace un vergel de tus viñedos…!,
y te regala mil sincronías
cuando proclamas, día tras día:
“¡yo puedo hacerlo…!¡claro que puedo!”

¡Has de tu Vida la mejor fiesta,
que lo que crees se manifiesta…!,
…y cuando dices con intención:
“¡yo puedo hacerlo!¡claro que puedo!”,
te pones alas -con ese credo…-,
¡para que vuele tu corazón…!