Aquél que elige el “dar por dar”
sin buscar nada en recompensa,
siente que “algo” muy singular
le proporciona dicha inmensa.

Cuando compartes tus dones
te deja bien cualquier bus:
¡ya no tiene pretensiones
quien está lleno de Luz!

Hay quién a veces, por timidez,
se queda solo en un rincón,
y al no brindarse tal como es,
sufre en silencio su corazón.

Tú no escondas la cabeza
como lo hace el avestruz,
¡que cada vez que te expresas,
irradias más de tu Luz!

¡Ámalo todo sin restricciones
en esta vida breve y fugaz!,
que cuando amas sin condiciones,
“del Otro Lado” ¡te aman aún más!

Quien ama sin aspaviento
se libera de su cruz,
y puede gritarle al viento:
“¡he retornado a ser Luz!”

Y si es que anhelas “paz duradera”
y la persigues aquí o allá,
ya no escudriñes en “el afuera”
¡búscala adentro…, que adentro está!

Dijo hace ya muchos años
un sabio gurú andaluz:
“son ilusión los peldaños,
¡tú eres tu escala de Luz!”

Y si los dichos de otras personas
acaso buscan ponerte mal,
¡ya no las juzgues!, solo perdona,
¡y continúa amando igual!

Si alguien usase su boca
para herir como un obús,
¡nada que diga te toca
si tu coraza es de Luz!

¡Ya no permitas que las heridas
que te han causado “sigan allí”,
pues tú bien sabes que en esta vida
lo que mascullas se queda en ti!

Cuando una sombra te abate
siempre te queda este plus:
emplear, para tu rescate,
¡tu reservorio de Luz!

¡Hay tantas formas de iluminarse
mientras buscamos la Gran Fusión!:
cambiar de enfoque…, el dar por darse…,
intención pura…, meditación…

Ya lo expresó a su manera
el tan amado Jesús:
“sea del modo en que fuera,
¡vuélvete tu propia Luz!”