Siempre en la vida de todos
hay asuntos irresueltos…,
temas que no se definen…,
pleitos viejos…, cabos sueltos…

En tal caso lo importante
no es nadar contra corriente,
sino llevar la atención
por encima del torrente…

Y no quedarse cautivo
de aquello que no anda bien:
¡son unos pocos durmientes
en la vía de tu tren!

Cuando tú giras tu enfoque
hacia un espacio de luz…,
¡notas que ya no es tan grande
ni es tan pesada tu cruz!

Pues cada vez que utilizas
los ojos del Yo Real,
te terminas preguntando:
“¿¡por esto me puse mal…?!”

Y empiezas a darte cuenta
que tu “ángulo de visión”,
¡depende exclusivamente
de adónde va tu atención!.

¡Inúndate de lo bueno…,
enfócate en lo amoroso…,
llénate de lo que es justo,
lo verdadero y lo hermoso!

Y al dejar tu vieja casa
hecha de miedo y recelo,
¡te estarás mudando, amigo,
a un palacete en el Cielo!.