El mundo allí afuera, no es independiente…,
no existe en sí mismo como lo concibes…,
porque lo que observas, en ti, y en los otros,
depende del modo en que lo percibes.

Siempre es uno mismo el que va eligiendo
el significado de su percepción,
y de esa manera, percibir al mundo,
¡es también un acto de pura creación!.

Y si lo de enfrente nunca nos define…,
entonces, amigo… ¿¡por qué reaccionar…!?
¿Por qué no te sueltas de tu vieja historia,
y lo dejas todo pasar y pasar…?

Cuando tú reaccionas, molesto, ofendido,
porque tu autoestima se siente ultrajada,
es sólo el lamento de tu ego herido
que sigue aferrado al dolor y al drama.

Regresa a tu Centro y hazte esta pregunta:
“esto que me han hecho…¿realmente me importa…?,
¿merece la pena perder este instante
siendo finalmente mi estadía tan corta…?”

“Si yo soy el amo…, si soy el que manda
en esta burbuja de mi percepción…,
¿qué sentido tiene que al drama del otro,
y a su intemperancia les preste atención?”

“Él es responsable de sus circunstancias,
porque es el que crea su propio camino,
y yo de sus actos no soy responsable…,
¡más soy responsable de cómo lo miro!”