Mi amada criatura, anoche en tu sueño,
te pedí permiso para darte un guión,
que te condujera hacia otro diseño
empleando un sendero de meditación.

Y como accediste, ¡pues aquí es que estamos!:
por favor, siéntate cómodamente,
y te pido que mientras comenzamos
te vayas relajando suavemente.

La meta es que incorpores más de Mí
en el diario andamiaje de tu vida:
¡es tanto lo que tengo para ti
cuando te abres en forma decidida!

Será como subirte a un Nuevo Bus
que hará que como nunca en ti amanezcas,
porque voy a llenarte con mi Luz…
¡para que finalmente resplandezcas!

Y es el procedimiento muy sencillo:
ábrete por completo a la experiencia
y suavemente sentirás más brillo…
¡pues te traspasaré mi refulgencia!

Desciéndelo hacia ti a tal Esplendor
y luego vuélvelo a Mí nuevamente,
repitiendo el circuito con amor,
varias veces, brillando, simplemente.

Cuando mi Destellar ya en ti reluzca
y te sientas inmerso en tal estado,
la asociación hará que se traduzca
¡en que te expandes hacia todos lados!

Y así, a través de esa expansión
se dará el despertar de tu Conciencia:
cuando a ti llega el plus de mi fusión,
¡te cambia por completo la existencia!

Y ves claro el “por qué” de tu venida:
no has venido a “sobrevivir mejor”,
ni a volar bajo como un ave herida:
estás aquí…¡para brindar Amor!

Tú tienes ese don maravilloso…
¡más no le has dado pie para que crezca!
¡Ah…, si supieras…, todo se ve hermoso
cuando tú le permites que florezca!

Por eso es que te invito dulcemente
a que a partir de hoy, día tras día,
transites por tu senda amablemente
en un precioso estado de alegría.

Y te voy a explicar sucintamente
lo que implica vivir en ese estado:
significa empezar muy suavemente
a ir dejando de a poco el ego a un lado.

¿No es una pena gastar tu encarnación
persiguiendo objetivos superficiales,
pudiendo utilizar todo tu Don
para expandirte a Planos Celestiales?

¡Y es que es tanta la paz que te confiere
el dejar de mirarte el propio ombligo,
y abrirte suavemente al “Yo que Eres”
al permitirme ser Uno contigo!

Al fusionarte en Mí… ¡soy Yo el que canta,
y te llevo a expandirte cada día!,
y es tanta tu expansión…., es tanta, tanta,
¡que irradias un fulgor de epifanía!

Y es que no hay logro de ninguna clase
que siquiera un poquito se asemeje,
y ya no caes en ningún desfase,
¡porque vivir sonriendo ahora es tu eje!

Y te vuelves feliz, porque al sumarme
ya no puede pasarte algo funesto,
y ello sucede sólo por llevarme
en ti fundido… ¡como un traje puesto!