La más profunda sensualidad
emana siempre de la fusión,
cuando al ver algo lo percibes
con los sentidos del corazón.

Volverse uno con el jugo
de la frutilla en esa boca,
ser ese rostro acariciado…
y ser la mano que lo toca.

Sensualidad…
en el tañer de una guitarra…
Sensualidad…
en el cantar de la cigarra…

Sensualidad…
en una madre y su bebito…
Sensualidad…
en el latir de lo infinito…

Sensualidad…
bajo la lluvia, pura risa…
Sensualidad…
andar despacio entre la prisa…

Sensualidad…
en un café tomado lento…
Sensualidad…
sin un motivo, estar contento…

Sí,
fabrica para ti
esa sensualidad
de una vida increíble,
que es,
mi amigo, en realidad,
tu intencionalidad
la que la hace posible.

Sensualidad…
en esa hoja que desciende…
Sensualidad…
en una vela que se prende…

Sensualidad…
en lo sublime del ocaso…
Sensualidad…
brindar igual sin vino y vaso…

Si…
el tiempo detenido…
no hay pensamiento…
solo hay belleza pura…
y es…
lo divino en lo humano…
un estado de gracia…
¡qué importa si no dura!

Sensualidad…
en la estudiante que no estudia…
Sensualidad…
en el sonido de la lluvia…

Sensualidad…
en el poema nunca escrito…
Sensualidad…
en el susurro y en el grito…

No es un concepto de la mente,
y es mucho más que una experiencia:
es integrarse plenamente
al esplendor de la vivencia.

Es convertirse en el rocío
que con extático embeleso
a cada flor la va besando…,
y ser la flor…, y ser el beso…

Sí…,
la estás creando tú,
al percibirla así
desde tu misma esencia:
es…
tu propia vibración,
quien crea la sensación:
¡hay magia en tu conciencia!.

Sensualidad…
va más allá del erotismo…
es palpitar…
¡toda la vida en uno mismo!

Sensualidad…
es el salirse del camino…
y ver a Dios…
en lo profano y lo divino…

Y comprobar
en ese estado deslumbrado,
que en realidad…
¡no hay nada que no sea sagrado!