Fabrícate las creencias que te impulsen en tu vida…,
las que no les dan cabida ni a fantasmas ni a temores…,
reprograma el subconsciente a tu forma y tu medida,
suplantando viejos credos por otros superadores.

¿Qué “cómo se hace”, preguntas?…, es sencillo, compañero:
identifica primero qué es lo que quieres cambiar,
y en el cine de tu mente proyecta con mucho esmero,
la película en que veas tu nuevo modo de actuar.

Contémplate sosteniendo el papel que has elegido,
con aplomo, con soltura, y con gozoso optimismo;
oblígate a imaginarlo con un ritmo sostenido…,
haz de cuenta que ya es cierto…, ¡y celébrate a ti mismo!

Por ejemplo, si es que acaso la timidez te cohíbe,
y andas en puntas de pie…, como pidiendo permiso,
y te piensas “poca cosa”…, y todo el mundo te inhibe…,
y tu autoestima se arrastra, lastimosa, por el piso…

…mírate en tu propio cine, viéndote actuar desenvuelto,
muy seguro de ti mismo…, confiado, estable, sereno…,
avanzando por la vida con paso firme y resuelto…,
sintiendo que te mereces todo lo noble y lo bueno…

¡La persistencia es la clave!: verte repetidamente
sosteniendo esa conducta una y otra y otra vez,
mientras la imagen que miras con el ojo de tu mente,
se imprime en tu subconsciente con fuerza y con nitidez.

Y al momento en que aparezca “esa voz” en tu cabeza
para decirte, insidiosa: “¡sabes que te estás mintiendo!”,
¡ignórala, compañero!, con la absoluta certeza
que de a poco, lentamente, ya se irá desvaneciendo…

Y así, al irte amoldando a tu naciente autoimagen,
de manera progresiva, un poco más cada día,
permites serenamente que se acomoden y encajen
renovados sentimientos de autoestima y de valía.

Y al persistir observando “tu película elegida”,
y disfrutar grandemente de verte en tu nuevo rol,
la realidad “de allí afuera” irá cambiando en tu vida,
con la misma certidumbre con que al alba sale el sol…

¡Adelante, camarada!…, modela gozosamente
como un eximio artesano la arcilla de tu existencia…,
¡Vuélvete un mago que crea con los cuadros de su mente!,
¡transfórmate enteramente en amo de tus creencias…!.

La Nueva Tierra, mi amigo, precisa de esas personas
que asumen su propia magia y su poder de creación…,
las que viven el instante…, las que aman…, las que perdonan…,
y en cada cosa que hacen… ¡entregan su corazón…!