Detenido en el aire frente a ti,
parece levitar un colibrí.

Sus alas al batir no se le ven
por la velocidad de su vaivén.

Y al mirarlo parece un imposible
que lo que lo sostenga sea invisible.

Sin embargo allí está, quieto en la altura,
semejando un milagro en miniatura.

Del mismo modo que a ese colibrí,
otro aleteo te sostiene a ti.

Pues como a él, mi amigo, te sustenta
tu oscilación de Luz…, veloz o lenta.

Y es que en su rotación, cada electrón
bate las alas de tu vibración.

Y según lo veloz de ese aleteo,
será tu plenitud… o tu bloqueo.

Por eso, mi querido compañero,
si te sientes del mundo prisionero,

vibra más y más alto, camarada,
¡que el vibrar bajo no conduce a nada!

Hazlo leve y sutil al pensamiento,
llénalo de pureza al sentimiento,

conviértete en tu Mago, en tu Chamán,
tu Santo, tu Maestro, tu Brahmán,

y empieza al fin a remontar el vuelo
por esos Cielos que hay detrás del cielo,

pues si en tu vida hay algo que está escrito,
es que tu Hogar se encuentra en lo Infinito.