Entrás en un estado meditativo, del modo en que acostumbrás a hacerlo, y colocás tus dos manos –una encima de la otra- sobre tu pecho.

Luego, al inhalar, visualizás que un potente rayo de luz plateada con forma de estrella –de la cantidad de puntas que tu intuición te indique-, ingresa a ti desde “arriba” a través del chacra “estrella del alma” (ubicado 20 cm. por encima de tu cabeza)…

Esa luz atraviesa, limpia y energetiza en su camino descendente por tu Tubo de Luz, los chacras corona, tercer ojo y laríngeo…y se “estaciona” finalmente en tu chacra del corazón…

Simultáneamente, mientras visualizás ese “descenso estelar”, imaginás que otro poderoso rayo de luz (en este caso dorado y con forma de flor: la que tu intuición haga ¨aparecer¨ -rosa, jazmín, tulipán, la que sea…-), asciende hacia tí desde el corazón cristal de la Madre Tierra…

Penetra por tu chacra “estrella de la Tierra” (ubicado 20 cm. por debajo de tus piés), y en su camino ascendente por tu Tubo de Luz, atraviesa, limpia y energetiza los chacras raíz, sexual y solar, hasta “estacionarse” –también ella- en tu chacra del corazón.

(Si se te dificulta visualizar simultáneamente ambos procesos, entonces realizá uno después del otro, pero asegurándote que ambos se completen en UNA SOLA inspiración: por ejemplo, si tu inhalación es de 20 segundos, en los 10 primeros visualizá el descenso de la estrella, y en los 10 últimos, el ascenso de la flor).

Ahora, al término de tu inhalación, están allí, en el centro de tu pecho, esos dos poderosos símbolos unidos en su beso de luz: la estrella-flor…, la caricia integrada del Padre y de la Madre…, la potente energía unificada del Arriba y el Abajo…del Cielo y de la Tierra,… en ese abrazo cósmico que no tiene fín…

Con tus manos encimadas sobre tu corazón, sentís la tibieza de ese núcleo amoroso y magnífico…desbordante de amor incondicional…

Ahora, al exhalar, realizás simultáneamente estos dos pasos:

Inclinás levemente hacia abajo la parte superior de tus manos encimadas –la de los dedos pulgares rozándose-, en el universal gesto de ¨dación¨…, a la vez que proyectás con tu intención (desde tu corazón ya entibiado), un poderoso rayo de luz con esa forma (estrella-flor) sobre la/s persona/s que hayas elegido como destinatarias –o bién sobre una población, país…o el planeta entero – .

Si lo hacés por ejemplo sobre una aldea africana, “ves” como ese rayo potente (esa forma de pensamiento estrella-flor, cargada con la energía sanadora del Cielo y de la Tierra),envuelve a todos sus habitantes en una burbuja maravillosa de amorosa luz.

Y esa luz los baña por completo…con los fulgores de una estrella de plata…y los bellos colores de una flor magnífica…

Y los ves sonriendo…los ves felices…sus corazones tocados por la magia de Dios…

Y no hacés otra cosa que bañarlos con esa luz estrellada-florecida…

Y los ves sonreir…una vez…y otra vez…-y si tu intuición te lo sugiere, le agregás quizás un… “¡los amo…!”

Ese es tu obsequio para con ellos: ser el canal a través del cual les llega la energía curativa del Padre-Madre…

Repetís ese proceso de inhalar luz estrella-flor…y exhalar proyectándola –con la posición de manos indicada para cada paso-, cuantas veces lo desees…( o hasta que sientas que ya ha “cristalizado” esa transmisión.)

Es importante que al terminar la meditación NO te sientas cansado.

Si ello sucediera, es que estuviste enviando TU energía (en lugar de ser un canal de expresión Superior)…y no es ese el objetivo de la meditación…

Si el proceder fue el adecuado, invariablemente, al terminar, te sentirás tan lleno de luz y de amor…como aquellos que los recibieron por tu intermedio…porque es bien cierto que… “siempre queda un poco de fragancia en la mano que da una rosa…”.

FIN