Compañero del camino
que transitas por allí…
viajero de lo Insondable…,
¡perdóname si te herí!.
Andando por esta senda
con calma… o con frenesí…,
tal vez no fue amable, a veces,
lo que ha surgido de mí…
Pudo ser un gesto agrio,
o un elogio que omití…,
o un reproche inesperado
por un tema baladí…
O por “tener la razón”,
tus razones no atendí,
y le di importancia al ego
en vez de al vínculo allí.
¡Yo sé que no te mereces
que te haya tratado así!:
¡si eres un Ángel Humano
que el Cielo trajo hasta aquí…!
Y sé que no lo atenúa
al descuido en que incurrí…,
¡pero hay veces en que olvido
lo Divino que hay en ti…!.
Y si al haberlo olvidado,
acaso no te entendí…,
te suplico, compañero:
¡perdóname si te herí!