Me dices que le tienes aprensión a la muerte,
y que te sobresalta la idea de marcharte
y pasar a ser “nada”, un simple cuerpo inerte…,
entonces, compañero, déjame preguntarte:

¿Acaso te preocupas, al descender la noche,
pensando que en el sueño perderás la conciencia,
cuando el entendimiento te retire su broche
y se esfumen los rastros de tu actual existencia?

¡Pero no…, no te asustas: sabes que habrá otro día!,
cognizas con certeza que una nueva jornada
con su carga agridulce de pena y de alegría,
vendrá tras de ese lapso de momentánea “nada”.

Y entonces, buen amigo…, ¿por qué es que te estremece
despedirlo a tu traje cuando toque “partida”,
si igual que tras la noche un nuevo día amanece,
después de tu deceso viene una nueva vida?

Además, compañero, si has hecho tus deberes,
(amaste…, fuiste amado…, y te entregaste pleno),
te irás con la valija repleta de saberes,
para volver más sabio, más amoroso y bueno.

¡Ahhh…!, ¿dices que es “tu gente” lo que más “te da vueltas”?
¿Será que se te mezclan el Amor y el apego?
Porque el Amor libera: entrega todo… y suelta…,
pero el apego en cambio se apodera del Juego.

¡Deja de preocuparte por tus seres queridos!:
volverás a encontrarlos en distintas misiones:
en “la Gran Existencia” no existen los olvidos,
y el Cariño Infinito vuelve en los corazones.

¡No te aferres a ellos…, no te aferres a nadie,
que no tiene sentido el vivir aferrado!
¡Deja que simplemente tu hermosa Luz irradie
sabiendo que elegiste estar aquí encarnado!

Y permite que insista, camarada de ruta,
que si bien cada tanto vas cambiando de envase,
TÚ siempre permaneces… de manera absoluta,
pues no tienes principio…, ni tendrás desenlace.

¡No enfoques “en pequeño”, abre tu perspectiva,
contempla el cuadro empleando tu vista omniabarcante!,
y allí te darás cuenta de que en definitiva,
eres, de este Gran Viaje, su eterno tripulante.

¡Recuérdalo, mi amigo, en horas de flaqueza!:
esta vida es un día de tu Vida Total,
“hasta nunca” no existe en tu naturaleza,
¡tu Luz es para siempre, mi querido Inmortal