¿Qué te sucede, Teresa,
que hay un halo de tristeza
flotando a tu alrededor…?
¿Qué te pasa, Nicanor,
que un oscuro resquemor,
se cruza por tu cabeza…?

¿Y qué hay contigo, Marisa?:
¿qué vendaval (o qué brisa),
apagó esa lamparita
que alumbraba tu carita,
y hoy una pena infinita
te ha dejado sin sonrisa…?

¿Y en tu caso, buen Gastón…,
que tanta preocupación
repartes con la mirada?
¿Qué les pasa, camaradas,
que parecen desoladas
vuestras sendas sin razón…?

¿No saben que adentro suyo,
cual amoroso capullo,
hay una luz encendida…?:
¡ella es la sal de la vida!,
la que sana las heridas
con su dulcísimo arrullo…

Llámenla como les plazca,
con el nombre que les nazca,
pero vayan tras su huella,
porque al fundirse con ella
conseguirán que la estrella
de la esperanza renazca…

¿O se olvidan que la fe
no es creer lo que se ve….?:
¡de eso cualquiera es testigo!,
más la fe que yo les digo
es la de creer, amigos,
en aquello que aún no fue!

Y esa no es la fe-artimaña,
(esa que tan sólo entraña
esperar algo “de afuera”);
¡hablo de la verdadera!,
la que “crea” lo que esperas…
¡la fe que “mueve montañas”!

¡Esa fe tiene poder
porque les hace creer
completamente en ustedes!:
entonces tiran paredes,
cruzan ríos…, rompen redes…,
o lo que tengan que hacer…

¡Y ya es hora, compañeros,
de erguirse en vuestros senderos,
y encender los corazones…,
y saturar sus visiones
de profundas emociones
y sentimientos sinceros!

Porque el Campo Potencial
cobija cada final
en su latente expresión…,
y el que elija tu Intención
con vehemencia y con pasión…,
¡ese se vuelve real!

¡Contémplalo allí en tu mente
sin pausa, continuamente,
viéndolo ya realizado,
y al sentirte empoderado
de un corazón desbordado…
¡la magia se hará presente…!