Estoy unido a mi Mente Divina,
y ella me cambia tanto la mirada,
que en vez de ver en el otro su inquina,
sólo veo su Esencia Sagrada.

Y en mi el Amor “sin condiciones” crece,
y sólo quiero compartir mi paz:
ya no pienso si el otro “lo merece”…
y el “cómo me trató”… ¡no importa más!.

Estoy unido a mi Mente Divina,
y sólo tengo pensamientos puros…,
¡que cuando la conciencia es cristalina,
ya no hay más sitio para los oscuros!.

Por eso a todo doy la bienvenida,
-incluso a aquello que parece denso-
porque sé bien que en realidad mi vida
es un espejo de lo que yo pienso.

Estoy unido a mi Mente Divina,
y vivo en la alegría del instante,
y amarlo todo es lo que me ilumina
con un brillo de oro y de diamante…

Y porque soy Espíritu infinito
teniendo una experiencia como humano,
dejo que en mí se exprese Lo Bendito,
aún en el medio del trajín mundano…

Estoy unido a mi mente Divina,
y es tan inmenso el gozo de mi alma,
que el cielo cabe en una golondrina…,
y el Universo entero entre mis palmas…

Y si una piedra entrara en mi zapato
causándome un atisbo de neblina,
recuerdo en ese instante de inmediato
¡que estoy unido a mi Mente Divina!