¿Qué determina que estés solo,
o que estés acompañado…?
¿Qué determina tu disfrute,
o que vivas amargado…?

¿Qué determina tu abundancia…?
¿Qué determina tu carencia…?
¿Qué determina tu salud…?:
¡es tu estado de conciencia!.

Porque lo que hay por detrás
de tu cuerpo y de tu mente,
es mi amigo, nada más,
que conciencia, simplemente.

Ella plasma en cada instante
tu frecuencia vibratoria,
ya sea de dicha o tristeza,
de desazón o de euforia.

¿Dónde va tu pensamiento…?
¿A qué prestas atención…?
¿Te permites ser “tú mismo”…?
¿Dejas volar tu pasión…?

Cuando en una instancia dura
llega ese momento clave
de enfrentar la cerradura:
¿sientes que tú eres la llave…?

¡Vamos, amigo…, bucea
en tu océano de dones,
toma el timón de tu vida,
y cambia tus percepciones!

¡Créate un aura nueva,
una atmósfera distinta!
¡Y píntala del matiz
que te guste…, pero pinta!

Y haz que el color ilumine
tu rostro, brazos y palmas,
pero haz que por sobre todo
te llene de luz el alma…

Porque entre el llanto y la risa
sólo hay una diferencia,
¡una sola, compañero!:
y es tu estado de conciencia…