Yo sé que en el instante del último suspiro,
cuando mi alma gozosa se prepare a partir…,
y la luz lentamente se disuelva en neblina…
¡me verán sonreír…!

Mi voz agradecida bendecirá las rosas…,
y también las espinas que encontré al caminar…,
y en el desfile lento con que se van las cosas…
¡sonreirán al pasar…!

Mi mano con ternura, en esa hora postrera,
rozará aquellos rostros que me han amado bien…;
cómo quisiera entonces, que ellos en ese instante…,
¡se sonrieran también…!

Y si acaso mis ojos estén humedecidos…,
y dos lágrimas tenues parecieran temblar…,
muy hondo…, muy profundo…detrás de esos reflejos…,
¡sonreirán al brillar…!

Y en la hora indicada, la muchacha de negro…,
la que corta los hilos del que se va de aquí…,
la pálida doncella de todos los ocasos…
¡sonreirá para mí…!