Iba por las ciudades como un juglar;
no era ningún profeta, y sin embargo,
cada vez que sus dedos hacía chasquear
¡la gente despertaba de su letargo!

Y eran esos chasquidos como una dosis
de luz que disipaba la cerrazón:
cuando así los sacaba de sus hipnosis…
¡volvían a ser los seres que en verdad son!:

Inocentes…, hermosos…, puros…, radiantes…,
con el sol destellando en sus miradas,
y sus manos brillando como diamantes
repartiendo caricias iluminadas…

Las corazas caían mágicamente
porque ya no había nada que defender,
se confiaba en el otro completamente
¡porque el otro era parte del propio Ser!

Y se trataban todos como entre hermanos…,
y si había “discusiones”, eran así:
-“quiero que lo valioso quede en tus manos”;
-“¡no, no…, de ningún modo…: es para ti!”

¡Y era la vida toda una gran fiesta!,
las personas se amaban sin condiciones…:
¡músicos magistrales en una orquesta
que usaba de instrumentos…los corazones!

Y cada ser humano era sagrado
sin distinción de sexo, de piel o edad,
hermanadas las almas en el legado
de una sola familia: La Humanidad…

Más luego otro chasquido…y vuelta al velo,
a la hipnosis profunda…, al mundo hostil,
a las preocupaciones y a los recelos,
y a la forma de vida densa y febril.

“¡¿Por qué, Señor, me has dado este cometido…?!”,
se preguntaba el hombre del raro oficio…
“¡Haces que los despierte con un chasquido…,
y con otro chasquido… vuelta al suplicio!”

“¡Permite que los deje seguir despiertos:
es tan hermoso verlos de esa manera,
cuando todos se acoplan al Gran Concierto
y ponen La Ternura como bandera…!”

“¡Deja que continúen siendo felices
sabiendo que son parte tuya, Señor,
y no hagas que de nuevo los hipnotice,
y olviden que están hechos sólo de Amor…!”

Y un eco dentro suyo sonó apagado:
“Es noble tu intención, hijo querido,
pero existe un detalle que has olvidado:
¡que están jugando el Juego que han elegido!

Es un Juego de amnesia y de confusión,
y de pasar mil vidas, obnubilados,
hasta ver si recuerdan la Luz que son,
para expresarla al fin…¡aún encarnados!

Son todos voluntarios que hace ya eones,
trocaron alas blancas por densos egos
para jugar un Juego de proporciones…
¡más si quedan despiertos…se acaba el Juego!

Y es tu tarea, valiosa, mi buen Agente:
tus chasquidos los llevan a recordar
que la razón del Juego sigue vigente…,
¡pero que es misión de ellos el Despertar!”