Cada vez que en tu sendero
suceda algo que te inquieta,
¡contémplalo, compañero,
sin colocarle etiquetas!

Míralo objetivamente,
con indiferencia clara…,
desapasionadamente…,
¡como si no te importara!

Y al verlo con desapego,
de un modo frío y neutral,
¡no le adosará tu ego
ningún tinte emocional!

Será sólo una vivencia
imparcial y descarnada…,
¡apenas una experiencia
desemocionalizada!

Las cosas que te suceden
¡son sólo acontecimientos
que por sí mismos no pueden
sacudirte en tus cimientos!

Apenas son circunstancias,
a las que tú, sin embargo,
les puedes dar importancia…
¡o hacer que pasen de largo!

¡Son nada más que eslabones
de una insondable cadena,
que no pone condiciones,
ni te ata…ni te condena!

Porque en tu senda infinita,
¡nada puede incomodarte,
cuando a los hechos les quitas
el poder de perturbarte!

Y al empuñar el comando
de la “visión objetiva”,
¡sentirás que estas al mando
de tu propia perspectiva!,

…y que eres tú el soberano
piloto de tu timón…,
¡porque tienes en tus manos
la llave de la emoción!

Por eso…, si algo en tu día,
se presenta triste…o malo…,
y te quita la energía…,
¡desemocionalizalo!