¡Deja de contar los años!:
tú eres eterno…, inmortal…,
y ésta, tu existencia actual,
no es nada más que un peldaño.

Has pasado tantas lunas
sobre tantos escenarios,
y atarte a los calendarios…,
¿acaso sirvió en alguna?

Si al quitarte los disfraces
después que cae el telón,
ves que son sólo ilusión
inicios y desenlaces.

¡Nada nace y nada muere!:
sólo existe el Yo Real,
y esa Esencia Espiritual
es todo lo que tú eres.

Y entonces, en ese instante,
vestido de liviandad,
sientes la felicidad
de un perpetuo caminante.

Ya no más impermanencia,
ya no más fragmentación,
sólo la excelsa emoción
de tu Sagrada Presencia.

Y ni carbón, ni diamante,
y ni agua pura ni lodo,
eres Uno y eres Todo
en renovación constante.

Y ríes ante el engaño,
tan terrenal, tan humano,
tan inocente y mundano,
de andar contando los años…