Cuando te fundes con tu alma
sueltas los lazos que te asfixiaban,
¡y le sonríes a las instancias
que anteriormente te amedrentaban!

Y aunque prosigan cosas y eventos
amenazando con tu desguace,
tú continúas allí en tu Centro,
desapegado de lo que pase.

Podrán incluso las inclemencias
hacer más recias sus sacudidas,
¡que tú no opones ya resistencia
a los vaivenes que trae la vida!

Lo aceptas todo serenamente
sin hacer nada…, tan sólo “siendo”…,
y ante lo grave… y ante lo urgente,
¡tú continúas aún sonriendo!

Se irán amigos…, se irán amores…,
se irán los bienes que hiciste aquí…,
se irán trabajos y ocupaciones…
¡más no se marcha tu Núcleo en ti…!

Y podrá incluso venirse abajo
el viejo mundo a tu alrededor,
que igual tú sabes que estás a salvo
en esa Isla de tu interior…

En Ella vibras de tal manera
que te percibes eterno, ahora,
y en ese estado nada se espera,
nada se teme…, nada se añora…

Y como pasa en los huracanes
que allí en su centro son pura calma,
así te quedas libre de afanes…
¡cuando te fundes con tu alma!