Cuando más tiempo le prestas
atención a la atención,
más y más se manifiesta
una nueva percepción.

«Estoy atento y presente
y atraigo al Dios Interior,
para que deje en mi frente
su dulce beso de amor.»

De a poco se abre un Portal
de Energía Cristalina,
y te llega el vendaval
de una experiencia divina.

«En lo que dura un latido,
soy quien mira… y lo mirado,
el que siente…, y lo sentido,
el que escucha… y lo escuchado».

Y es que si tomas conciencia
de actuar, y de verte actuando,
esa inusual experiencia
te va reconfigurando.

«Y soy a la vez la ola,
y ese cuerpo al que golpea,
y gaviota, y caracola,
y arena blanca, y marea…»

¡Y qué paradoja al viento
es esa duplicidad!,
porque es un desdoblamiento…,
¡y es a la vez unidad!

«En un eterno segundo
percibo con sacra unción,
melodías de otros mundos…,
¡y el tic tac del corazón!»

Y así, simultáneamente,
al ser quien oye, y el trueno,
consciente de estar consciente,
¡no hay nada… que te sea ajeno!

«Y al volverme, con la escarcha
un leve copo de seda,
el yo pequeño se marcha…,
y el Yo Testigo… ¡se queda!»