Hay una aspiración honda y profunda,
una chispa que en ti vive encendida,
anhelando sentir que al fin expresas
la Canción de tu Alma en esta vida…

Y esa chispa, que guarda en su reflejo
la esencia cardinal de tu holograma,
esa chispa que viene del Origen,
¡cada vez más se está volviendo llama!

Porque “algo” ha despertado adentro tuyo:
un recuerdo volátil y ligero,
que apenas empezó siendo un susurro…,
¡y hoy te estremece, amigo, por entero!

Y es esa remembranza la que evoca
que el día en que te fuiste del Hogar,
ese día, asumiste el compromiso
de traerlo hasta aquí, a este lugar.

¿Acaso ignorarás ese contrato?
¿Será que incumplirás con lo pactado,
y no reflejarás sobre la Tierra
lo que hay en ti de puro y de sagrado?

¿Es que vas a dejar que los prejuicios,
y los mandatos de la opinión ajena,
y las fuerzas externas a tu vida
te arrastren con su sombra y con su pena…?

¡No estás aquí para seguir preceptos
que te aten a lo gris y a lo pequeño!:
¡estás aquí para irradiar tu impronta…,
y para hacer verídico tu sueño…!

¡Abandona por fin tu vieja historia,
y sal de la prisión del “deberías”,
y emerge del capullo, compañero,
transfigurado en luz y en alegría!

Y sentirás entonces, camarada,
-en forma limpia, clara y verdadera-,
que aquella chispa que llegó a ser llama…,
¡se ha transformado al fin en una hoguera…!