¿Sabías que la actitud
con la que vas por la vida,
determina que ella sea
menos o más ascendida?

Cuando cambias tu mirada
tus problemas se resuelven:
si las riegas con amor,
¡las flores te lo devuelven!

Al obrar con inocencia,
te aparecen sincronías
que regocijan tus noches
y facilitan tus días,

pues la falta de malicia,
la ingenuidad y el candor,
no son simples niñerías…,
¡son un escudo de amor!

¿Me dices que son pamplinas?
¿Qué eso es bonito en un verso?
¿Será que tú no conoces
cómo opera el Universo?

Déjame que te pregunte:
¿sabes tú qué es “chiquillada”?:
es obrar con egoísmo,
y pensar “¡no pasa nada!”

¡Eso sí es infantilismo
que te sujeta a su cruz,
al desconocer que todos
llevamos la misma Luz!

Cuando tú te sabes hoja
de un Árbol Universal,
sientes que a todas las nutre
la misma Savia Vital.

Y ante ese conocimiento
en sus células grabado,
¿qué hoja le haría algún daño
a la que se halla a su lado?

La Creación es un Sistema
de plena homogeneidad:
el que más da, más recibe,
y el que recibe, ¡más da!

Pero no hay que confundirse
con respecto a la Intención:
si se hace buscando un premio…
¡lagrimea el corazón!

¿Sabes?, tu Yo Superior
siempre te pone en alerta:
tú juegas a que te duermes…,
¡y Él juega a que te despierta!

Y si en ese despertar
has puesto todo tu empeño,
el corazón se agiganta,
¡y el ego se hace pequeño!.

Y cuando dejes el cuerpo
que has estado usando aquí,
pensarás agradecido:
“¡fue bueno lo que viví!”

¡Vamos…, entrégate entero,
bríndate de par en par!,
y halla lo mejor del otro
aún si es arduo de encontrar.

Y entonces, cuando consigas
amar como nadie amó,
La Creación dirá en tu oído:
“¡así es como te amo Yo!”