Respirás honda, profundamente…y comenzás a recogerte en tu ser interior…

Con cada respiración, vas descendiendo lentamente hacia la profundidad de ti mismo… cada vez más… y más…

Gradualmente… comienza a recorrerte un suave cosquilleo por la columna vertebral… : son las olas de energía de tu cuerpo de luz…que se desplazan deliciosamente por todo tu ser…con la levedad de una pluma que te acaricia sin tocar…

Un goce delicado y gentíl te estremece blandamente…

Tu cuerpo quizás gire involuntariamente un tanto hacia la izquierda… en una oscilación propia de tu merkabá activándose…

Tal vez aparezcan a tu visión interna, fulgurantes figuras geométricas de resplandeciente belleza… o una explosión de colores increíbles… como nunca antes habías visto…

El mundo externo termina desapareciendo de tu conciencia…y ahora sólo existe esta dimensión encantada… de vibración… de luz… y de color…

Te abandonás en ese estado de ser… en el que realmente eres quien eres… : el pensador detrás de todos los pensamientos… el eterno testigo…inmutable…inmortal…indestructible… la esencia misma de la pura luz…

Comenzás a sentir como si el universo entero te estuviese envolviendo en su manto de estrellas…

Y en un destello de percepción unificada, comprendés de pronto que “estás en casa”… porque “vos sos casa”…

Sos todo lo que es…todo lo que hubo…todo lo que habrá…

Íntimamente sentís que ese estado jubiloso de éxtasis, te corresponde por derecho de SER… y decidís que no vas a perderlo cuando retornes al plano de la tercera dimensión…

Y para ello, entonces, escudriñás tus potenciales en los registros del Eterno Ahora… y de entre todos tus futuros posibles, seleccionás aquel en que se te muestra tu propio ser terreno, caminando por el mundo… resplandeciente de maestría…

Con el poder de tu intención, decidís precipitar ese potencial a la tercera dimensión…

Y te ves entonces a tí mismo…moviéndote por el planeta…con tu ADN totalmente activado…

¡Ah…! ¡Que fulgor luminoso vas dejando a tu paso…!

En esa divina visión, ves como ha resurgido el chamán que hay en ti… el sanador que siempre has sido… y te ves desplazandote por la vida con la confianza suprema de quien se sabe siempre a salvo…, pase lo que pase… porque se encuentra conectado con la rejilla planetaria…

Ha despertado tu profeta interno…ese que vibra en todas las células de tu cuerpo… en el núcleo mismo de cada átomo de tu ser entero…

Ese que puede modificar la materia sólo con su intención…puede retroceder su reloj biológico… puede eliminar el viejo karma que traía consigo… y crear en su lugar una nueva realidad…. un nuevo destino…

Y te ves lleno de magnificencia… un guerrero espiritual que ha conquistado todos los miedos… que ha vencido a su ego… que ha revelado su luz…

Y ves cómo tu irradiación, junto con el hecho de actuar desde tu verdad superior, va ayudando a los que te rodean a encontrar su propia verdad…

Pero también ves que si ellos no vibran aún en la frecuencia que tú has alcanzado… igualmente les irradiás tu amor y compasión… pero sin permitir que te “desciendan” a su nivel…porque cada uno es responsable del jardín que cultiva…

Y continuás viéndote vibrar cada vez más alto… cada vez más y más conectado con la Fuente… dulcemente entregado al plan de tu alma…

Y las sincronicidades apareciendo cada vez con más frecuencia en tu camino… porque no vas solo… porque tu familia de luz te acompaña, te guía y te protege…

Y entonces… los milagros recurrentes pasan a ser simplemente el accionar de la Mano Divina acomodándolo todo…

Y al rendirte por completo a la pureza de tu propósito…al noble anhelo de tu corazón…, tu vida entera se convierte en servicio…

Decidís que ya es suficiente…

Que ese divino potencial de maestría ya ha sido adecuadamente magnetizado con el poder de tu intención…, como para cristalizar en tu realidad de tercera dimensión, ni bien retornes a tu cuerpo físico…

Otra vez respirás hondo… profundo…

Y lentamente…suavemente… volvés a este plano… con la certeza inconmovible de que aquí te está aguardando …, con los brazos abiertos…, la más hermosa vida que podrías vivir…

FIN