Si ya acostado en tu lecho
buscas dormir con empeño,
pero a menudo es un hecho
que no concilias el sueño.
O duermes en breves dosis,
y te levantas cansado,
y al borde de la neurosis,
consumido y agotado…
prueba autosugestionarte
cuando te vas a la cama,
y empieza a visualizarte
que te adormeces sin drama.
Y a la imagen que evocases
con completa nitidez,
reafírmala con las frases
que te dices a la vez.
(Ya ha sido bien comprobado
que lo que se visualiza
con el verbo acompañado,
¡se concreta más de prisa!)
Entonces, buen camarada,
con voz e imagen así
sincrónicamente aunadas,
empieza a decirte allí:
“Voy soltando…, voy soltando
todo lo que hoy he vivido,
y el sueño me va ganando
con su cortejo mullido…”
“Suelto…, laxo…, relajado…,
en dulce sopor sumido…,
completamente aflojado,
ya me siento adormecido…”
“¡Ah….que hermosura…que alivio…,
dejar atrás lo que he sido…
y entrar a este espacio tibio
de somnolencia y de olvido…!!
“Como un globo desinflado…,
laxo…, blando…, distendido…,
suavemente aletargado…,
me voy quedando dormido…
Más…y más…y más dormido…
Profundamente dormido…”
Descansa…