¿No te gustaría sentirte completo,
y en un dulce estado de gran plenitud,
cual si le ordenaras allí a tu libreto:
“beatitud…, beatitud…, beatitud…”?
Y allí tu dirías: “¡eso no es posible,
la vida moderna nos genera estrés:
la tensión te incrusta su corsé invisible,
vayas donde vayas y estés donde estés!”
Y allí te respondo: “¡acude a tu aliada,
la mejor amiga de tu corazón,
esa que genera magia de la nada,
y lleva por nombre, ¡visualización!”
Es tan simple hacerlo que te asombraría:
contemplas los hechos primero en tu mente,
tal como tú piensas que te gustarían,
¡aunque no coincidan con lo que está enfrente!
Verás que despacio, muy lento al principio,
tus cuadros mentales volarán más alto,
como si tu senda que antes fue de ripio,
ahora, de a poco, ¡se volviera asfalto!
Y si precisases usar “el hablarte”
para potenciar tu visualización,
usa esas palabras que ayuden a anclarte
en verte gozando cada situación.
Dite allí a ti mismo la frase adecuada,
la más recargada de Fuerza Vital,
esa que refuerce de forma acentuada
muy nitidamente, la imagen mental.
Llegará el momento que lo que imaginas,
se te vuelva cierto casi en un instante,
y dirás pasmado: “descubrí una mina,
que no es de oro puro…, ¡es puro diamante!”
Sentirás un gozo allí incomparable
sin límite alguno, techo ni medida,
al ir comprobando de un modo palpable,
que tu visualizar, ¡cambia tu vida!
Y si eres acaso de aquellos vehementes
que le van buscando fundamento a todo,
te explicaré entonces, simple y brevemente,
el “por qué” es que funciona de tal modo.
Tu glándula pineal está implicada,
(también llamada “El Asiento del Alma”),
y lo que visualizas, camarada,
con sus patrones de energía empalma.
Es de este “tercer ojo” que depende
el flujo natural de tu intuición,
como si en tu cerebro actuase duendes
cual transductores de esa información.
Y este instrumento de flujo espiritual
con sus paquetes de “información coherente”,
usa un sendero multidimensional
que te abre a otros planos, ciertamente.
Te sentirás el Rey de tu Existencia,
el gran decididor de tu camino,
al modelar la arcilla que en esencia
da forma día a día a tu destino.
Y aún más: si la calle se pusiese dura,
y no fuese agradable su menú,
los mirarás a todos con ternura,
¡porque aún no saben lo que sabes tú!
Los visualizarás amablemente,
viéndolos sin furor ni descontrol,
y con el Ojo de tu propia Mente,
¡observarás en todos su Farol!
Ya no te afectarán “los intratables”,
y ni siquiera el sol, la lluvia, el viento,
podrán mellarla a tu actitud amable,
¡porque ahora mandas tú en tu pensamiento!
No serás más “hijo de lo que aparezca”,
¡serás tú “el padre de tu circunstancia”!,
y olerás el aroma que te apetezca…
¡porque habrás fabricado su fragancia!
Y si llegase a ti un momento aciago,
la sanarás muy rápido a esa herida,
¡porque te habrás ya convertido en Mago!
(¿o no es un Mago… quien moldea su vida?).