Cuando al andar por el camino
te aparecés en el sendero…,
y hay egoísmo en tu mirada,
en tus acciones y en tus gestos…
y por tu luz tan escondida,
lo que irradiás no es nada bueno… :

¡No te critico ni te juzgo…!,
¡no te reprocho ni etiqueto…!,
¡no espero nada de tu parte…!,
¡todo lo mío te lo entrego…! :
mi calidez y mi dulzura…
¡y la pureza de mi afecto…!

Y no reparo en tus descuidos,
tus pequeñeces, tus defectos…;
se que lo hacés sin darte cuenta…
¡todos estamos aprendiendo
el más hermoso aprendizaje:
el de cuidarnos y querernos…!

Y como todos somos Uno
multiplicado en tantos cuerpos…,
al no llenarte de reproches
ni etiquetarte, compañero…
¡no me critico ni me juzgo…!,
¡ni me reprocho ni etiqueto…!