¿Qué será… lo que guarda tu pecho amante,
que cuando alguien te agrede de un modo artero,
tú posas tu mirada en su semblante,
y le dices bajito: “yo igual te quiero…”?

¿Qué será… que te encuentras siempre en tu centro,
como si no te hiciera mella lo dual…,
como si el equilibrio que llevas dentro
te colocara encima del bien y el mal…?

¿Qué será…que sonríes, día tras día…,
y que nada te irrita -sea lo que sea-,
como si ya supieses que tu alegría
no depende de aquello que te rodea…?

¿Qué será…que tu verbo, claro y confiable,
siempre viaja cargado de compasión,
y que tu trato tierno, dulce y amable,
propicia -sin buscarlo-, la sanación…?

¿Qué será…que no sientes temor alguno,
como si el caos del mundo no te alcanzara…,
como si a cada drama, -uno por uno-,
la luz de tu conciencia lo suavizara…?

¿Qué será…que contagias poder “del bueno”…,
ese poder que emana desde la esencia…,
un poder sosegado, manso y sereno,
que se torna invencible…por su inocencia…?

¿Qué será… que eres lento para enojarte…,
que sobre ti no tienen poder las cosas…,
y que ni las espinas logran dañarte…
¡porque las desafilan las mismas rosas!…?

¿Qué será…que en ti mismo tanto confías
que tan sólo te guías por tu intuición…,
como si destilaras sabiduría
de lo que ya ha aprendido tu corazón…?

¿Qué será…que pareces hallar en todo
la belleza escondida tras lo ordinario…,
casi…como si hubieses logrado el modo
de ver maravilloso lo rutinario…?

¿Qué será…que no juzgas jamás a nadie…,
que de nadie te burlas…, que no criticas…,
y haces que por momentos tu ser irradie
un amor tan intenso…que no se explica…?

¿Qué será…que en tus ojos brillan destellos
con tonos transparentes…de oro y rubí…?
¿Qué será que a tu paso todo es más bello…?
¿Será… que has encontrado…a Dios en ti…?