Si un ser querido se te va
es natural sentir dolor
y un gran vacío allí
en tu pecho.

Más algo lo puede aliviar
al sinsabor de ese revés:
saber que la próxima vez
se volverán a reencontrar…

El Universo siempre aplica
el “pragmatismo espiritual”,
y si las almas viajan juntas,
juntas se vuelven a encarnar,
en cada grupo familiar.

Y es comprensible el fundamento:
al conocerse desde antes,
no hay que empezar
siempre de nuevo.

Y por supuesto, compañero,
siempre se vuelve en otro rol
y con ropaje diferente,
y muy distinta la función.

Quizá tu madre sea tu hermano,
tal vez tu esposa sea tu hijo,
o tú retornes como padre
de aquél que ha sido tu sobrino.

Y al ir intercambiando roles
se aprende el verdadero amor,
el que se da sin condiciones…

Por eso amigo, ten presente:
si un ser querido se te va,
recuerda allí que en realidad
no se está yendo “para siempre”.

No hay despedida:
hay “hasta pronto”,
porque otra vez se juntarán
en un abrazo fraternal,
en la mayor celebración
que nunca puede terminar….

Y hay tanta luz…,
tanta bondad…,
tanta belleza…
y tanta paz…