Aquí únicamente estamos de paso,
habitando cuerpos que vienen y van,
creciendo en conciencia del alba al ocaso
según los dictados de un Grandioso Plan.
Y si esta existencia tan solo es un acto
del papel que juegas en esta Creación,
¿qué tal si firmaras con tu Ser un pacto
para ir por el mundo sin preocupación?
“Ya no hay circunstancia que me desoriente:
marcho por la vida sin ningún temor,
y voy sosegado, sereno, sonriente,
pues sé que en esencia, ¡soy mi Yo Mayor!”
Cuando te das cuenta que tu yo pequeño
es solo un estuche que empleas aquí
para simplemente soñar este sueño,
puedes separarte de a poco de ti.
Y si en ocasiones te ves “desde afuera”
como si te vieras detrás de un cristal,
el que está mirando tras de esa vidriera
es, a través tuyo, ¡tu Ser Inmortal!
“Ya nada me afecta, ya nada me inquieta,
ya nada me agravia, vaya donde voy:
mi paz es constante, mi paz es completa,
porque simplemente, ¡Yo Soy Quien Yo Soy!”
Si haces que este sea tu lema constante,
ante ese enunciado que contigo empalma,
sentirás entonces sosiego al instante
porque ese recuerdo… ¡proviene de tu Alma!