Lo que me ocurre, lo elijo…,
¡yo creo mi cielo…, o mi infierno!,
porque soy el que fabrica
a diario mis pensamientos.

Mi universo personal
nace en mi mente primero,
pues reflejo lo que pienso…,
¡y atraigo lo que reflejo…!

Por eso, tan sólo ideas
resplandecientes me siembro,
y borro las que no sirven
del mapa de mi cerebro.

De esa manera reemplazo
los lúgubres pensamientos,
por aquellos que me llenan
de paz, de amor, de contento.

Antes, en la “otra energía”,
se necesitaba tiempo
para grabar a conciencia
un nuevo comportamiento.

Pero en la Nueva Energía,
no se necesita aquello:
te implantas la idea que quieres…
¡y decides que está hecho!

Si piensas que es “imposible”,
o si piensas que “no es cierto”,
¡pues así será en tu vida
porque eso estás eligiendo!

Y entonces te habrá atrapado
la “realidad de consenso”,
la que te grita en la cara
“¡eso no puedes hacerlo!”.

Pero si en cambio decides
mandar en tus pensamientos,
¡comprobarás que eres tú
quien crea tu cielo… o tu infierno…!