“¡Doctor…!, ¡me está aquejando, un dolor persistente…!,
-a veces apagado…y otras veces punzante…-,
y no llega de a ratos…ni surge de repente,
sino que se mantiene de manera constante…
¿Que cuándo es más intenso, me pregunta, Doctor?:
a veces me parece que se me intensifica,
cuando compruebo a diario que hay tanto desamor…
¡y velar por el otro ya nada significa!
Y también, por momentos, me daría la impresión
que este padecimiento se me hace más pesado,
cuando veo de qué modo se ignora al corazón,
¡y que a nadie le importa lo que sufre el de al lado!
Y cuando no se cuida ni siquiera a los niños…,
y es moneda corriente el daño y el abuso…,
y cuando a los ancianos no se les da cariño…
¡y la ternura es algo que ha quedado en desuso!
¿Será grave, Doctor, esta dolencia mía,
que me oprime, y me impide ser un poco feliz…,
y que tanto de noche, -como tanto de día-,
me tiñe la mirada de un mustio tono gris…?”
-Mmmmmm…, me temo, mi amigo, que su problema es grave;
¡no pretendo alarmarlo! -valga el aclaratorio-,
pero lo que lo acosa, es algo extraño, ¿sabe?:
¡pocas veces lo he visto aquí en mi consultorio!.
Y lamento decirle que esto no tiene cura:
justo en dónde la fe con la esperanza empalma,
se ve claro, en sus ojos, que hay una mancha oscura;
mi diagnóstico es simple: ¡a usted le duele el alma!.
hoy me duele el alma. Abro tu pagina y vuelvo a encontrar el mensaje perfecto para sanarla o para entender porque me duele.
Tengo una madre anciana, olvidada por sus otros hijos y me duele el alma, y la ira me invade y los ojos me lloran, pero trato de entender y ser positiva. No es fácil.
¿Y si "cambiases la mirada", querida Carmen?
¿Y si te dijeses: este es el escenario perfecto para amar y servir…; lo que hagan o dejen de hacer los demás, es un tema de ellos y de su conciencia…?
¿Y si por un instante AGRADECIERAS esta oportunidad que te da la vida de seguir acercándote a "tu mejor versión"?
(Sabes bien que, en última instancia-, todo se trata de vos y tu alma).
¡Gracias por compartirme tu vivencia!
Un cálido abrazo…
Jorge, te prometo que he tratado.
Se que se trata de mi y mi alma.
Respiro hondo, trato de no ser critica, de no juzgar. pero mi ser terrenal aún no me deja.
Seguiré intentándolo.
Si supieras ¡¡cuántas veces me ha dolido el alma!! Sin embargo, difiero del diagnóstico médico: SI TIENE CURA, pero la cura del alma está en nosotros mismos y solo se logra derramando nuestro amor en cada escenario donde haga falta. Muchas veces pensamos que de nada sirve una solitaria acción cuando a la mayoría parece no importarle, pero si logramos cambiar aunque sea un solo gesto de dolor por una sonrisa, un golpe por una caricia, una soledad por compañía…. esa solitaria acción habrá valido la pena.
Un abrazo lleno de amor para ti y para todo aquel que lo necesite.
Coincido contigo, dulce Silvia… ¡y gracias por ese abrazo!