¡No estás solo, compañero!:
mientras estés encarnado,
en tu paso por la Tierra
siempre vas acompañado
por preciosas energías
que forman parte de ti,
y que habrán de estar contigo
el tiempo que estés aquí…

Si te place, ponles nombre
según época o país…,
¡y hasta piénsalos con alas
si es que eso te hace feliz !,
aunque ellos no tienen forma,
masa, género o color:
¡son “tú mismo” en otro plano,
partes del “Yo Superior”!

Y tienen para brindarte
sincronías y visiones,
intuiciones y saberes,
milagros y sanaciones…,
y anhelan que los contactes
de manera pertinaz,
¡porque te aman como nadie
habrá de amarte jamás!

Por eso, hasta cierto punto,
descienden su vibración,
procurando de esa forma
propiciar la conexión…,
mas cuando tú los ignoras
y no buscas el contacto,
lo aceptan serenamente,
¡porque respetan tus actos!

Pero si acaso deseas
que te tomen de la mano,
para transitar la vida
como quien va con su Hermano,
intenta vibrar más alto
en cada hora del día,
¡y sentirás la caricia
de su preciosa energía!

Visualiza, piensa o siente
su magnífica Presencia,
y no vaciles entonces
en pedirles asistencia:
ten la absoluta certeza
de que ellos responderán,
porque “servirte y amarte”,
es su luminoso afán…

Pero también, buen amigo,
en tu hora más incierta,
cuando tus miedos antiguos
se agolpen frente a tu puerta,
y te ronden los fantasmas,
y las sombras te amenacen,
¡convócalos, compañero,
y pídeles que te abracen…!