¡Tú no puedes morir…! ¡No puedes, compañero…!
¡Porque no es de materia tu verdadero ser!
¡Estás hecho de luz…!, y es cierto y verdadero,
que la luz ni se extingue…ni se puede vencer…

¡Tú no puedes morir…!, porque lo permanente,
no sabe de futuro…ni sabe de pasado… :
¡no se pierde tu esencia, que brilla refulgente…,
ni se pierde el amor…, que diste…, y que te han dado…!

¡Tú no puedes morir…!, eres por siempre eterno,
como eterna es la ley que hace ocurrir las cosas:
la fuerza en la semilla que germina en invierno…,
o el impulso en la oruga para ser mariposa…

¡Tú no puedes morir…!, solo cambias de estado,
como cambia de estado la gota de rocío…,
que se vuelve vapor…y el día menos pensado,
o retorna hecha nieve…o retorna hecha río…

¡Tú no puedes morir…!, ¡ten eso bien presente!:
cuando los vientos fuertes te nublen la visión,
y lo bueno parezca marcharse de repente…,
¡acude a esta certeza dentro del corazón…!

Y dentro de unos siglos, cuando nos encontremos…,
con ropajes cambiados de tanto ir y venir,
¡te miraré a los ojos…, y nos abrazaremos…!,
y te diré… : “¿Lo has visto…? ¡Tú no puedes morir…!”.