¡Tú no estás sólo, mi buen amigo!,
ni lo has estado…, ni lo estarás…:
¡“algo” grandioso marcha contigo
en cada senda por la que vas!

Es esa parte de ti expandida
con su amor puro y alta visión,
la que te guía en cada vida
desde el santuario del corazón…

Y es en tus tiempos de desconsuelo,
-cuando has perdido de nuevo el tren-,
la que te dice, en tu desvelo,
que de algún modo… ¡todo está bien!

Y cuando toca dejar el traje,
es la que en forma tan amorosa
te va mostrando tu nuevo viaje
por una ruta más luminosa…

¡Pero también es la que hace
girar tu rueda del crecimiento,
y te transfiere a un nuevo envase
en tu siguiente nacimiento!

Llámale Alma…, llámale Guía…,
llámale Ángel…, o el Supra-hombre…,
¡que cuando sientes su compañía
ya no te importa cuál es su nombre!

Sólo te importa sentir las alas
que te cobijan con su calor,
¡y es dentro tuyo donde te instalas
en su energía de inmenso amor!.

Tenlo presente, mi buen amigo
cuando tu vida parezca atroz:
¡tú no estás sólo…!, marcha contigo
esa grandiosa porción de Dios…