Como un pez virtual
te encuentras preso en tu pecera de cristal,
sin darte cuenta que esa cárcel no es real:
es solamente una construcción mental.

Hay en ti un lugar
que los espejos no llegan a reflejar,
y el ojo físico no puede vislumbrar
pues su radiancia es demasiado singular.

Tú eres mucho más
de lo que nadie te contó nunca jamás,
tienes talentos que en ti están durmiendo en paz
soñando que algún día los despertarás.

Tienes que entender
que controlarlo al pensamiento es menester,
pues si a algo temes, eso es lo que has de atraer
ya que a tu mente se le ha dado ese poder.

Pero ese don
también funciona en la otra dirección,
y a lo que anhelas con total obstinación
puedes traerlo a su manifestación.

Deja de soñar,
y has que tu sueño
se empiece a plasmar,
pues no te sirve
tu don de crear,
sin hacerlo andar.

Hazte de valor:
pulsa la tecla
de tu interruptor,
y haciendo a un lado
tu gris anterior,
respira en color.

Hay una visión
que lo descorre al velo de la percepción:
es una forma de mirar del corazón,
más parecido a una bellísima canción.

Y tienes tú el control
para elegir tu rol:
ser apenas farol,
o alumbrar
casi tanto
como el sol.