Si tienes días en los que flota
cierta extrañeza por tu mirada,
igual que un Ángel con alas rotas
que ya no entiende nada de nada…

Si tienes días en que trasuntas
el desconcierto de un hombre ciego,
y vas a tientas, y te preguntas
de qué se trata todo este juego…

Si tienes días en que quisieras
que todo fuese muy diferente,
y se volviese la vida entera
mucho más pura, más transparente…

Sabe, mi amigo, que no estás solo:
¡suman millones los “extrañados”!,
los que deambulan -de a uno a otro polo-,
entre perplejos, y demudados…

Son cada día más numerosos
los que “recuerdan sin acordarse”,
de un modo vago, leve y brumoso,
que ya es la hora de despertarse…

Sienten que hay algo más importante
que la política, la religión,
la economía, la ciencia, el arte…,
¡algo que quema en el corazón!

Algo que emerge en todos ellos
por entre el ruido de los lamentos,
y entre las chispas y los destellos
de ese “divino descontento”…

¡La voz del alma es quien los llama!,
y a cada uno le dice así:
“Yo soy aquello que tú reclamas…,
soy la Pureza dentro de ti!”.

“Toma mi mano, como planeamos,
y entra en mi Esfera de Radiación,
que este es el tiempo en que acordamos
que me hagas sitio en tu corazón.”

“¡Funde tu vida con mi Presencia,
y llena todo tu ser de amor,
y en este estado de alta conciencia
vuelve a ser Uno con el Creador…!”.

Tenlo presente, mi buen amigo,
en esos días de desconcierto,
cuando percibas no hallar abrigo
en las amarras de ningún puerto.

Mientras transitas por esas horas
en que no encuentras ni paz ni calma,
inspira hondo…, y sin demora,
¡toma la mano de tu alma…!