¡Cada instante rebosa de escondida grandeza!:
ellos son “micro oasis” en un mundo violento,
que matizan de pronto un día virulento
con esas bocanadas de luz y de belleza.
“¡Ojalá se pudiera!”, razonas en tu mente…
“¿¡Pero cómo se hace?!”, prosigues con premura…
¡Es tu actitud abierta la que encuentra hermosura
cuando no reparabas en ella anteriormente!
Si contemplas lo que antes no iba a tu retina,
verás que allí de a poco esas pepitas de oro,
te harán ver que pasabas por alto un gran tesoro
que podría ir aliviando tu pesada rutina.
¡Nuestro paso es tan corto en esta escala breve
que lo desperdiciamos no viendo la belleza!,
hasta que comprendemos que lo Supremo empieza
hallando Lo Divino… ¡incluso en lo más leve!
Y es que lo hermoso nutre… y lo sublime alienta…
cuando vas por el mundo descubriendo su encanto:
¡no importa si allí afuera mucha gente hay mirando,
o sólo lo ves tú…, con tu mirada atenta…!
Y al conducir tu vida con aguzada vista
concentrado en lo bello que esconde cada cosa,
será cual si pintaras en el cielo mil rosas…
porque aunque lo ignoremos…, ¡todos somos artistas!
