–«¡Vida, atendeme! (gritó la joven)
¡Estoy cansada de dar y dar!
¡Nadie repara en mis esfuerzos!
¡No escucho un ¨gracias¨ ni al pasar…!»
Entre molesta y sorprendida,
así la Vida le replicó:
–¡¿¿Cómo que nadie te lo agradece??!
¡¿Acaso no te agradezco yo??!
–«Pues disculpame…no quise herirte,
ni provocarte ningún enfado…
pero te digo, sinceramente…
si es que lo has hecho…¡no lo he notado!»
–Es porque ustedes, los humanos,
perciben todo, muchacha mía,
de una manera muy fragmentada…
y tan parcial, como tardía… :
ni te enteras de las malezas
que de tu senda yo retiré,
ni ves mi mano en los ¨prodigios¨
que «casualmente» te arrimé… :
Como aquel día de verano
( y tu sorpresa en el andén),
cuando llegaste muy retrasada…
¡…y todavía estaba el tren…!
Como esa tarde de discusiones,
que entre conflictos y decepción,
viste de pronto que todo estaba
como ¨bañado de perfección¨…
O aquella vez que te perdiste
cuando empezaba a oscurecer…
y «de la nada» surgió un anciano,
que te orientó para volver…
O aquella noche en que llorabas
entristecida por un amor…
…y un dulce aroma te confortaba…
¡…y no había cerca ninguna flor…!
Tal vez pensás en esos casos:
«¡me pasan cosas de no creer!»
Mas yo te digo, mi pequeña…
¡¡¡que esa es mi forma de agradecer…!!!
Bello, y asi es, no son los aplausos y reconocimientos mundanos los que hay que esperar, Dios en su infinito amor, y gratitud siempre nos regresara con creces todos y cada uno de nuestros desprendimientos reales, ya que si esperamos algo a cambio , realmente no dimos nada desinterezadamente y es Êl, quien nos regresara generosamente, en forma de bienestar y solucion milagrosa todas nuestras penas y conflictos, lo que a nuestro proximo brindamos, gracias …Olimpia
¡Muy acertadas tus expresiones,compañera…!
¡Gracias por ellas…!
Gracias Jorge. Es cierto recibimos más de lo que damos.
Celebro que lo aprecies de esa forma, amiga/o!
Gracias por tu visita!