¡Relájate, amigo!, y suelta los remos…,
deja que tu bote fluya suavemente…,
¡es todo más fácil si al fin accedemos
a que nos impulse la propia corriente…!

¡Relájate, amigo!, refrena tu marcha,
y toma las cosas así, como son:
calor en verano…, en invierno, escarcha…,
a veces, encanto…, y otras, decepción…

¡Relájate, amigo!, y afloja ese lazo
de los “deberías” que te está asfixiando:
¡nadie puede hacerte que “marques el paso”,
si lo que tú quieres es ir zigzagueando!

¡Relájate, amigo!, arroja tu lastre…,
¡no tiene sentido que vivas así!,
si tú ya bien sabes que ningún desastre
puede hacerle mella a la luz en ti…

¡Relájate, amigo!: es todo tan breve…
¡somos pasajeros de un viaje fugaz!,
sino dime acaso, ¿dónde está ese pliegue
de angustia en tu frente de hace un año atrás…?

¡Relájate, amigo!, nada es tan tremendo
que no pueda verse con otra visión…,
porque siempre, siempre, eso que estás viendo,
¡se ve de otro modo desde el corazón!

¡Relájate, amigo!, ¡sosiégate un poco!:
no vale la pena sufrir por sufrir…,
¡recuerda que tienes un costado loco
que tan sólo quiere cantar y reír…!

¡Son tantas las vidas que llevas a cuestas…,
tantas las mochilas que cargas contigo,
que es hora que empieces a gozar la fiesta!:
¡suelta ya los remos…!, ¡relájate, amigo…!