¿Quién dijo que estabas “sucio”
y que “en pecado” has nacido…,
si eres parte de La Fuente…,
y desde siempre lo has sido…?

¿Quién dijo que eras “indigno”,
y cargas un peso atroz…,
si lo único que cargas
es la belleza de Dios…?

¿Quién dijo que no mereces
abundancia, paz y amor,
si te corresponden sólo
por ser Hijo del Creador…?

¿Acaso te quedan dudas
de tu actual magnificencia,
y de la Luz cristalina
que irradias desde tu Esencia…?

Si sobre la superficie
un pulpo sacase un brazo:
¿no forma parte del pulpo
ese tentáculo acaso…?

Y aunque se pensase solo,
mientras al aire flamea,
¿el brazo no se halla unido
al pulpo… aunque no lo vea?.

Y aunque estar “fuera del agua”
cierto esfuerzo le demande,
¿acaso el brazo “se olvida”
que es parte de algo “más grande”…?

De igual modo, eres tú “un brazo”
de la Fuente Primordial,
y puedes, -cuando lo eliges-
reunirte con lo Esencial.

Y no hay nada que te impida
alcanzar esa fusión,
(aunque a menudo te sientas
en modo “desconexión”).

Por eso, dile al que dijo
que estabas contaminado,
que tú llevas dentro tuyo
el Resplandor más amado.

Y dile que ya no siga
propagándolo a ese error,
¡porque él también lleva adentro
la grandeza del Creador!.